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Puerto de mazarrón. Parroquianos en La Barraca, donde cenamos el primer día. |
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Bahía de Mazarrón. Cabezo del Pico del Águila. |
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Alhama de Murcia. Naranjos en el huerto de unos amigos |
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Vista desde la finca de unos amigos, cerca de Alhama de Murcia. |
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Detalle de una granada. Castillo de los Vélez. Mazarrón pueblo. |
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Puerto de Mazarrón. Torreón de La Cumbre |
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Puerto de Mazarrón. Charo, John y Charito en la heladería Los valencianos |
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Puerto de Mazarrón. Charo y Charito en el restaurante Maharaja |
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La Azoía. Charo y John. |
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Bahía. Playa de La Ermita |
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Archena (Murcia). Vita desde el balneario. Pintado untando los dedos en las acuarelas. |
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Puerto de Mazarrón. Mercadillo de los domingos. |
La pasada Semana Santa volví a
Mazarrón. Hacía algo menos de un año que hice aquí los primeros ensayos
de La Bañera. Volvía con curiosidad. Con la sensación de haber crecido y, en parte, de haber perdido la mirada ingenua de quien ve sin traducir. Sí, es lo da la habilidad que desarrollamos con la práctica. Por un lado te sientes más capaz de interpretar lo que te rodea y, por otro, temes convertirlo en signos convencionales. Ojalá los propios signos me den la alegría de ir configurando un verdadero lenguaje, no demasiado prosaico.
Con nuestros amigos Los Johnitos, la vida es cómoda. Nos hicimos con ellos esos ochocientos kilómetros que nos separan de Logroño y llegamos directos a
La Barraca, un sitio sencillo donde el pescado es fresco y rico y, si no hay mucha gente, el aceite es reciente. En estos lugares, siempre encuentras a gente feliz de su tripa.
El tiempo no siempre fue apacible, pero, sin duda, mejor que en el norte. Así que nos movimos. Fuimos al huerto de María José y Domingo, es una gozada comer las naranjas del árbol. También nos enseñaron el terreno en un precioso valle, donde se están haciendo una casa. Otro día comimos en un buen restaurante indio, (pena no poderlo linkar). Otro, a la Azoía que tiene una vistas magníficas. Y también al balneario de Archena, donde olvidé el pincel y, a base de dedos, me salió cierto aire chino...
Volví a ver la apacible entrada del agua en la playa de La Ermita. Ya la había bocetado antes. Lo mismo que el cabezo del Pico del Águila, me deja parado cada vez que la miro. Es
La Bañera.
Cosa curiosa, nunca antes se me había ocurrido mirar el mercadillo de los domingos, desde La Cumbre. Y es que me aburre mucho pero, ya veis, no hay mal que por bien no venga.
Como gosto, Javier!
ResponderEliminarPara uno que conoce buena parte de lo que has dibujado, he de decir que te han quedado geniales.
ResponderEliminarUno que vive en Murcia
Gracias!
ResponderEliminarHfm, me alegra volver a verte!
Alfredo, espero que nos veamos algún día por esas tierras.
Has vuelto crecido, por supuesto. Ya sabes que me gusta estar de vuelta, porque siempre te traes lo aprendido y la ilusión de lo disfrutado, que se juntan con las ganas de emprender otra aventura. Eso se traducen en tus dibujos. Ya no es un encuentro casual en el cuaderno, es un estilo y lenguaje mascado y domesticado. Es sensible y poderoso. Consigues que todo tenga un lirismo impregnado, sin haber perdido la objetividad.
ResponderEliminar¡Nos vemos!.
Magníficos, Javier. Esa serie "desde mi bañera" merece ser editado. A ver si alguien me oye y lo podemos tener en casa!
ResponderEliminarUn abrazo.