Quizá los griegos tenían razón. Alguien nos maneja, a veces nos ayuda, desde el Olimpo. Tenía ilusión por empezar este periplo en mi tierra riojana, pero no sabía donde. Resulta que Chris Hadfield, un británico de por aquí, tiene un estupendo estudio antropológico del Ebro y además me ha regalado un ejemplar. En él describe cómo el Río pasa del clima atlántico al mediterráneo en el valle de Valdivielso. El uno de marzo, comienzo de mi licencia por estudios, subí a Condado, para bajar por Panizares, a las faldas de curiosas rocas enfundadas en niebla, en un dia que se ponía perro por momentos.
Oña es el único pueblo de la zona con restaurante. Pero antes de llegar hay una presa que, para mí, es el grifo del Ebro mediterráneo. Aunque aquel día me pareció más la alcachofa de una ducha. ¿Qué frío! Los copos del dibujo no son simulados. La vida nos da sorpresas. Echaba pestes, pero ahora es el apunte que más me gusta.
La central nuclear de Garoña, creía yo que era monstruosa. No pude evitar acercarme a fisgar un poco. Muy cerca, santa María de Garoña. Precioso valle sosegado.
El año que viene quiero empezar el recorrido completo del Río: Down By the River. Así se llama el estudio de Chris. Pero estos días no me puedo entretener mucho. Preparar un viaje, cuesta. Me salto unos preciosos cañones, camino a Miranda. Vuelvo a Logroño.
Assa es Álava. Está a un paso de Logroño. Atraviesas el río y subes un poco hacia La Guardia. Hay un quiebro y una presa que te hacen sentir especialmente bien, sobre todo desde la colina pegada a la carretera.
La Rioja está llena de viñales, unas casetas de piedra que parecen igloos, donde se guardan los aperos o te refugias de una tormenta de las que no perdonan.
Y para comer por la zona, Casa Curro, en La Puebla de Labarca. Por 11 euros un menú como los de antes. De casero, de fresco y de bien cocinado. Eso sí, hay que ir en laborables porque la carta sube a más del triple.
Saliendo de Logroño por el mismo sitio, pero girando en sentido contrario, hacia el cementerio, se sube al Monte Cantabria. Antes hay un puesto de sellado para los peregrinos del Camino de Santiago. Lo fundó Felisa, la abuela, que ya murió. Lo continúan la hija y Marifeli, la nieta. Como pasa siempre, Marifeli va y se cambia de sitio cuando la tenía a medias. La pobre accedió a posar de nuevo. Gente tranquila con la que se echan a gusto unas palabras.
Un poco más arriba, ya en la carretera que lleva al Cantabria en exclusiva, hay este extraño refugio. Carlos Muntión sabe de qué va. Se lo preguntaré y lo incluyo.
El dibujo es raro. El hueco está mal, parece descentrado. Pero es que en la realidad tampoco es nada convencional.
Desde el Monte Cantabria hay una vista total de Logroño. Para que los de Assa no nos den envidia. Este es último dibujo mediterráneo, desde casa. Mañana marcho a Zaragoza que en realidad es como estar en casa.
Javierito ya veo que estas en marcha. Espero que todo te vaya bien. Seguiremos tu travesia por esos mundos tan revueltos. Mucha suerte y no dejes de dibujar.
ResponderEliminarGracias Laura. Enhora buena a Julia por su debut cinematográfico. Abrazos a todos!
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