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En Civitavecchia, mientras espero a Charo. |
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Venecia. Isla de San Jorge desde la Plaza San Marcos, a las 7 a.m. |
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San Marco a las 9 a.m. |
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Pozo en jardin de la Universidad Foscari. |
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Biennale de Venezia. Aspecto de los Arsenale con escultura a la izquierda, de hombre boca abajo. |
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Biennale. Retrato de Charo delante de obra de Maria Sonsowska. |
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Biennale. Charo descansa en Arsenale. Interior del recinto.
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Lido desde muelle de I Giardini, al salir de la Biennale. |
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Iglesia de San Lorenzo. Me chocó la parquedad y fuerza de su fachada. |
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San Marco desde Punta della Dogana. |
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Vista desde Fondamenta Briati. |
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Jardines del Collegio Armeno. |
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Venecia. Iglesia románica. |
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Ravenna. San Francesco, con arpa eolia delante |
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Ravenna. San Apolinar. |
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Ravenna. Detalles del Duomo, museo y Baptisterio Neoniano. |
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Faenza. Arriba, Charo lee en el interior de la iglesia della Commenda frente al trompe l'oeil. Abajo, exteriores. |
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Faenza. Objetos y dibujos del Museo Internationalle della Ceramica. |
La idea de ir a Croacia se fue diluyendo a medida que pasaban los días sin que Charo pudiera darme un día concreto para nuestro encuentro. Pero en Siena había comprendido que Italia vale más de una misa. Así que cuando la fecha fue definitiva me acerqué a recojerla a Civitavecchia y, la misma noche que llegaba el ferry, salíamos en litera para Venecia, en lugar de ir a Pescara y Split.
El viaje de Siena a Roma fue entretenido. Delante de mí estaba esa atractiva chica de aire
belmondesco, leyendo toda seria,
Trattali male. Me asusté un poco y ya, al detenerme en la ilustración de portada, me asusté del todo. El miedo se disolvió cuando le enseñé mi apunte clandestino y nos echamos a reír. Antonella resultó una persona bien agradable y desde luego, aquel libro no era su catecismo.
En Roma paré en casa de Isabel y Stefano otro par de noches. Y hablamos de arte, de arquitectura, de sociedad, de España y de Italia, porque esta pareja es un pozo sin fondo. Y en Civitavecchia reconocí a Charo desde lejos, saliendo, minúscula, de la enorme boca del Cruise Barcelona. Y me emocioné.
Venecia a las siete de la mañana es la ciudad tranquila, humana, de los venecianos, como lo es la Piazza San Marco, creedme. Y aunque no volvimos a verla a esas horas, sí que buscamos lo menos concurrido. Vale la pena. Incluso la Biennale y sus exposiciones paralelas, se ven con el suficiente sosiego.
La pobre Ravenna se nos quedó en nada después de Venecia. Pero descubrirla
por dentro, en sus
mosáicos, fue una revelación. Un placer difícil de describir. Y en Faenza nos perdimos el
Palio del Niballo, pero llegamos a los preparativos de la gran cena final, en el Monasterio della Commenda, después de contemplar la intimidad y sencillez de su iglesia y el
trompe l'oeil en su ábside.
En Bolonia, ya, la despedida. Vimos el magnífico paisaje de
Los Monegros, que desde el aire parece cosa de extraterrestres y, en seguida, tomamos tierra en Zaragoza. El
III curso De Vuelta con el Cuaderno, en Teruel, suavizó mi
aterrizaje personal, antes de sacudirme las últimas gotas de La Bañera, junto al Ebro riojano.
Solo me queda deciros adiós a quienes habéis seguido u os habéis asomado alguna vez a esta pequeña aventura. Quizá en el futuro surjan más oportunidades para explorar todo lo que he dejado pendiente y, en ese caso, será cuestión de abrir de nuevo el grifo.
Hasta entonces, amigos. Muchas gracias!
Estaremos expectantes. Gracias, es un trabajo precioso
ResponderEliminarGenial!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por haber compartido este tesoro.
PD: Ese retrato de Charo es magnífico!
Belissimos!
ResponderEliminarAnd I looked and looked over the sketches of Ravenna that I missed so much.
Este blog es genial, Javier. Un saludo y espero que repitas un diario así en tus próximos viajes. Yo hice lo propio en http://alfinalcruzasteelcharco.blogspot.com
ResponderEliminarUn saludo desde Argentina.
Vaya, ahora sería genial que lo publicaras en papel. ¡A por ello! y en lo que podamos ayudarte, hecho. Habrás visto muchos cuadritos en Italia, pero te gustaría la que hay ahora en el prado de paisajes de Roma .
ResponderEliminar¡Uno de los mejores viajes de mi vida! ¡Y sin tener que subir a un avión!
ResponderEliminarHola, te encontré :)
ResponderEliminarMagnifica tu bañera. Llena de maravillas.
El viaje seguro fue fantástico.
Gracias por tu bonita descripción en de vuelta.
No conozco Logroño, si organizáis un sketch crawl por allí, avisame!
Como os he dicho siempre, nada hay más bonito que poder acercar a otros tu sensación de las cosas. Me alegra mucho saber que algo así ha tenido este trayecto tan lleno de ilusión.
ResponderEliminar!Nos vemos, dentro o fuera de La bañera, amigos!
Emily, no es necesario un sketchcrawl. Ven cuando quieras. Pero si lo organizo te lo digo. Un abrazo!
Javier uno de los placeres de esta vida es sentir las pequeñas cosas que te hacen sentir a lo grande. Tu bañera ha sido un océano de sensaciones, de apreciaciones, de gestos humanos y gráficos que me han emocionado como si fueran propios. De alguna manera lo han sido, gracias a tu maestría lo tuyo ha sido nuestro. Gracias por haber ampliado mis miras y mis conocimientos al permitir sumergirnos en las aguas de tu bañera. Tú la has llenado y templado para obsequiarnos con un agradable baño de espuma de colores, encuentros y sueños. Gracias
ResponderEliminarLástima que me incorporé a este viaje por el Mediterráneo un poco tarde.
ResponderEliminarEn fin, a todo lo que finaliza le sigue un nuevo principio. ¡Buena suerte!
Saludos desde la orilla del Mediterráneo.
Me encanta tu Bañera, Javier. Me encantaría que pudieras echarle un vistazo a mi Bloc y que me dijeras qué te parece, siempre es bueno recibir consejos de alguien con experiencia. Un saludo, la dirección es elblocdedibujos.com
ResponderEliminarClara y Argonauta, os debía contestación. Gracias por vuestra compañía, que tanto reconforta cuando se viaja solo!!
ResponderEliminarACuevas. Veo fuerza en tus dibujos. Me recuerdan aquellos clásicos con los que se empezaba a documentar el Mundo, en la época de viajes y descubrimientos. Y sobre todo, están hechos con ilusión, con ganas, que es lo importante. Porque un dibujo tiene un valor que va más allá de lo documental. Transmite lo que uno siente ante las cosas. Cuando uno aprende a apreciar eso en sus dibujos, no hay nada que te guíe mejor que tu propia experiencia, acompañada de una continua mirada alrededor, para hacer tuyo todo aquello de los demás con lo que te sientes identificado.
Espero que ese sea siempre tu camino. Al menos es el que más feliz me hace a mí. Un saludo de corazón.