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Lapin dibujandome, con la torre Galata al fondo. |
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Gente escuchando musica en vivo en Taksin |
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Lapin retrata a un famoso actor turco, que posa con gesto dramatico. |
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Estambul desde el hotel Seret mientras desayunamos. |
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Berengenas secas y calle de Taksin con bares y restaurantes en los pisos. Vista desde uno de ellos. |
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Zaza y Lapin dibujan tras comer el famoso bocadillo de caballa junto al puente Galata. |
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Zaza y Lapin siguen dibujando mientra otros comen. |
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Zapatero y colega. |
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Bazar de las especias. |
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Fieles labandose en el patio de la mezquita Yeni. |
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Vendedor de comida para palomas junto al bazar. |
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Estambul desde cerca de la estacion de tren. |
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Apuntede Agia Sofia con dos personas que muestran la escala humana, ampliadas en el globo amarillo. |
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Restos arqueologicos en Agia Sofia. |
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Duo tocando otro dia, en el mismo bar de antes. |
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Apuntes en el Gran Bazar a la hora del cierre. |
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Mezquita cerca de puente Galata. |
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Clientes en un cafe tradicional de Galata. |
Aterrizar en Estambul al atardecer y con el cielo despejado es una experiencia digna del Guinness. Imaginaos el sol como un tomate enorme, reflejandose en el mar de Marmara y al fondo las siluetas malva de las mezquitas. Alguien tiene que inventar el
speedbrush, lo mismo que se invento en su dia el Rapidograf. Porque ademas, las fotos, sin duda increibles, que saque a escondidas en el avion, las volque en el portatil y el taxista que me lo robo, las habra tirado para tener el HD despejado y como nuevo. Hay que contar con esas cosas.
En Estambul estaban
Zaza y
Lapin. Lapin no paro de dibujar. Su cuaderno era una tonadilla inagotable y siempre variada que regalaba melodias graficas y llenaba el aire de inocencia y, aunque su paleta es tenue, de colores cantarines. Sedujo a actores, musicos, militares y paisanos, clerigos, comerciantes y estudiantes. Igual que el flautista de Amelin, pero sin trampa.
Zaza, con esos dibujos a linea que remata siempre tan bien con fondos degradados de colores vivos y sus tentadoras fotos Food Porn, no habia plato que se resisitiera ni a su camara ni anuestro apetito, porque Zaza se conoce muy bien los sitios y por un poco de calderilla comiamos como sultanes.
En Estambul la gente tiene buen humor, sonrien a la vida. Y el tiempo se va sin querer, ni el hammam probamos. Pero al comprar, no os fieis de la primera cifra, aunque el sitio parezca serio. La agencia Marco Polo me cargo una comisionn de mas del 30 % por el billete de bus a Salonica. Viaje desgraciado que acabo ademas del portatil, con la libreta portahojas, la ferula bucal, el cargador de la camara y unos montecristos recien comprados en la frontera de Grecia, justo antes de pasar el rio Evros. Bonita coincidencia con nuestro Ebro, precisamente en el limite de Europa y de mi viaje. Aunque de este Evros haya salido rebotado y se me ocurra pensar que Estambul fue esa especie de goma elastica que te mantiene en un suspenso placentero antes del rebote. Uno siempre busca dar sentido a las casualidades.
Hubo mas cosas bonitas en Estambul y tambien en Salonica y monte Athos. Os lo cuento en proximos capitulos.