Entre marzo y julio de 2011 realicé un viaje, dibujando por países de la costa norte el norte mediterránea. Desde entonces, cada vez que traigo noticias de Nuestro Mar, me acerco de nuevo aquí, a contaros lo que he visto y dibujado Desde la Bañera



domingo, 26 de junio de 2011

Monte Athos: Gregorious y Dochiarious

























El pintor de frescos, Padeleimon, peregrino en Gregoriou.

Una pletina de hierro hace las veces de campana en el monasterio de Gregoriou


Vistas del Monasterio de Gregoriou. La ùltima, el cementerio con tumbas de tierra y làpidas de chapa.

Monjes esperando el barco en Gregoriou.

Uno de los monjes de arriba.























Primer dibujo en el monasterio de Dochiariou que me sirviò de pase pernocta.

Vista de Dochiariou desde el
Banco de los Pintores.


Columna con rebaje para
fresco-miniatura en Diouchiariou.


Retrato del hermano Serafim, pintor de retablos bizantinos.













Joven fraile ruso, ayudante del hermano Serafim.

Campana y motivo decorativo en Dochiariou.

Vista de Dochiariou desde la guesthouse.

Tinaja y torre en Dochiariou.


De Simonos Petras a Diounisiou se llega bajando a travès de un paisaje natural fabuloso. Vegetaciòn, barrancos profundos, una preciosa cascada y rocas blandas junto al mar, que despiertan la fantasia y me invitaron a empaparme, otra vez, de aguas cristalinas (eso era La Baniera!) Y luego, aquella fuente sombria y mohosa con que termino el capitulo anterior. Otro excelente punto de drefresco frente a la finca de un anacoreta, con quien hablè dos palabras antes de seguir camino.

Gregorious, visto desde lejos, podria ser una de esas  villas romànticas junto al mar, que gustan a todo el mundo. Lleguè pròximo a la cena y aùn sin reserva, como en Simonos Petras, me acojieron. Porque, lo habia oido, los frailes nunca te dejan al raso.
Alguien se interesò por mi waterbrush y, claro, era del oficio. El pintor de iconos Padeleimon, peregrino como yo, me contò interesantes cosas sobre la tècnica del fresco (sabiais que obtienen el azul a base de blanco y negro?). Por la maniana, pese a mis pronòsticos, me dieron la noticia de que no me podia quedar màs. Tuve que aviarme precipitadamente y dejè sin colorear el dibujo del cementerio, que me habia impresionnado por su aspecto genuino y austero.

Llama la atenciòn la cantidad de monjes jòvenes, refinados y de mirada transparente que hay en estos monasterios. Los peregrinos que esperaban conmigo al barco, lo pasaron bien con mis dibujos del padre tal o cual y los monjes tambièn. Pero uno de estos protestò porque le habia hecho demasiado mayor. Me corregi con un retrato de cerca y en condiciones.

Lleguè esa buena maniana a mi tercer y ùltimo monasterio (solo hay permiso para tres dias), en la confianza de que no me negarian un hueco. Pero me dijeron que imposible, que estaban de obras. Pedi  entonces quedarme solo a dibujar, porque el monasterio me gustaba mucho, y me puse manos a la obra, con tan buena suerte, que el propio abad se interesò por mi tarea y me llevò al banco de los pintores, desde el que se ve una bonita perspectiva de Dochiariou. Acabò dando instrucciones para que me dejaran dormir alli. Y no solo eso. Por la noche me llevo al taller del hermano Serafim, magnifico pintor del bizantino, con quien tuve una charla de esas que ya no se olvidan, porque te encuentras bien a gusto y las horas pasan sin enterarte, inconsciente de que al dia siguiente madrugas a las cuatro. Quedamos en que yo debia volver en otra ocasiòn y con màs tiempo, para que intercambiàramos conocimientos y experiencias. Me fui de Monte Athos encogido por la emociòn y lleno de ilusiones. Precisamente en este, que crei el màs incierto de los tres monasterios, se produjo la mayor comprensiòn mutua y senti que andàbamos por rutas no tan dierentes.


jueves, 16 de junio de 2011

Salonica y Simonos Petras


Dos imàgenes de café en Salònica.

Salonica. Arco de Galerius.



Juan y Yiouli, mis anfitriones en Salonica.

Estefanos, un peluquero de buen gusto que trabaja en Studiohair.


Atardecer en Ouranoupolis, unico punto de partida para Monte Athos.

En Ouranoupoli tambièn hay Tio de la Vara.

Griegos cenando en Ouranoupoli.

Frailes en el ferry a Monte Athos.





En Monte Athos abundan las fuentes para refrigerio de los peregrinos.

Apunte de mirador en Simonos Petras.

Fraile toma una pasta en Simonopetra.



Imàgenes del monasterio de Simonopetra y una de la fuente camino a Diounisiou.

A Salònica iba de paso, pensando en salir enseguida para Ouranoupoli. Pero tuve que hacer un hueco en mi mochila y en mis previsiones para que cupiera lo que me regalaba la vida a cambio de las cuatro cosas perdidas y que crei imprescindibles. Porque Salònica es una ciudad muy normal y eso te hace sentirte normal de nuevo, si ademàs tienes a quien te ponga al dia y te ensenie la impresionante marcha nocturna de la ciudad.

Que nadie se pierda las cenas en las tabernasde los barrios con vinarro y unos guisos de muerte. Alli retraté a Juan.

Conoci a Stafanos en Studiohair. El y sus companieros me ayudaron mucho con la desafortunada mochilita.

Ouranopolis es la unica puerta de acceso a Monte Athos. De alli parten los barcos que te llevan a esa especie de estado monacal ortodoxo. Eliges el destino entre màs de 20 monasterios. Yo empecé por Simonos Petras que era el màas espectacular. Se bajaron conmigo un fraile y dos contratistas que subieron cuesta arriba mientras me quedaba rezagado admirando, dibujando, lavando mi ropa en una fuente y creo que mis pecados, en ese rincòn limpisimo del Mediterraneo donde el nudismo tiene que ser, a la fuerza, una oraciòn.

Me recibieron en el monasterio con aguardiente, agua y unos dulces de morirse. Calmè su sorpresa por mi extrania hora de llegada, explicando que me quedé dibujando abajo.

Aun me pregunto que hay en un monasterio tan grande. No hay muchos monjes y la vida en estos sitios es rezar desde las 4a.m. Las iglesias intimas, oscuras y cargadas de oro, te hacen sentir de forma especial. Me acordé de Tanizaki en El Elogio de la Sombra donde dice que el oro da lo mejor de si en la oscuridad.

Solo pude estar una noche. Es dificil quedarse màs. Alli no van turistas. Van peregrinos. Y muy religiosos. Medité mientras rezaban, disfruté de la comida vegetariana y austera, pero sabrosa y ecologica al maximo. Dibujé lo que quise y me fui andando al siguiente. Os lo cuento en el pròximo capitulo.

martes, 7 de junio de 2011

Estambul. Algunas cosas màs

Casa Deco cerca del puente Galata.





Lapin dibujando a una estudiante de dibujo que corresponde de igual manera.

Granada yvendedor de zumos.

Lapin dibujando Agia Sofia.

Mezquita Azul.

Lapin dibuja a soldado inmovil y gana un pase gratis al palacio Dolmabahçe para ambos.


Objetos del palacio.

Lapin y Zaza dibujan el oraculo de los posos de cafe.




Atravesando el Bosforo hacia Asia.

Cosas del mercado en Asia.

Lapin, Zaza, Mehmet y yo (en el espejo a la derecha), en el anticuario de Mehmet.


Zaza dibujando.
Embarcadero en Estambul asiatico.

Estambulies pasando en ferry al lado europeo.

Faruk con su equipo limpiabotas, posa motivado.
Iglesia por el barrio de Fatih.

Casa popular en Fatih.

Gente a la puerta de un cafe.


Parte de la Agia Sofia.

Ultima tarde desde Kabalas.

Zaza posa para Lapin en Kabalas.


Lapin dibuja entre caladas de Nargile en la ultima noche de Estambul.




















































Tras quedarme sin el portàtil recurrì a Juan y Yiuli a travès de Tony, nuestro amigo comùn. Por ese equilibrio que tienen las cosas, encontrè a estas dos excelentes personas y ya amigos, que me alojaron y dejaron usar su ordenador. Entonces se me ocurriò preparar todo lo que llevaba dibujado y, dada su cantidad, dividirlo en màs capìtulos de lo previsto: Estambul, Salònica y Monte Athos ocuparàn, asì, cuatro capìtulos en total. Es el material que publicarè durante el mes de junio, pudiendo procesar, ya en casa, la ùltima parte de este viaje que aùn me sabe a poco.

La segunda parte de la semana no es que fuera mas divertida, ni que la compania fuera mejor, porque era imposible, sino que acostumbrado ya a dibujar solo, en la primera me sentia un poco raro.

Una de las cosas màs atractivas que tiene Estambul es la lujuriosa presentaciòn de la comida en la calle. Ya sean esos coquetos carritos o el puesto de zumos. Otro es que a los estambulìes les encanta que les retrates. Y no es raro que te lo pidan, pero no el original, sino el hecho de que les dibujes.

Tambièn fue mi prueba de madurez para los edificios porque en general me aburro mucho dibujàndolos y se me va esa chispa con la que me gusta trabajar.. Pero ahora uso manchas amplias de acuarelas (que ya desde Palermo me iban saliendo pero de forma no tan consciente). Y a veces los apuntalo con grafito 0,7. Luego està esa forma de gotitas que hace como superficies viejas u oxidadas. Funciona muy bien cuando pones mucha carga sobre superficie satinada. Queda una gran gota que alabea el papel y ademàs deja ese sarpullido que no sè si son gotitas de aire o polvo en suspensiòn. Pero me gusta el efecto y abuso de èl. Lo paso bien.

En la segunda mitad de la semana, dimos con unos estudiantes de dibujo con los que estuvimos la mar de a gusto y ellos con nosotros. Nos llevaron a sitios verdaderamente interesantes. Tambièn me diverti haciendo lo que Lapin llamaba "Macking Off". Yo le retrataba a èl retratando a otros. Pena, los de dos estudiantes, junto con el de mi companiero de viaje a salonica, un gentil irani, se los llevo el taxista.

Fue una semana en la que, ademàs de una compania de lujo, pude dejarme llevar por lo que mis amigos programaban y eso de ir a la deriva me encanta. Despuès de tanto tiempo pensando cada dia que hacer, donde ir, me senti igual que cuando llevamos a la madre, eterna cocinera, a comer al restaurante. Por una vez, libre de responsabilidades!